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Ejercicio tradicional vs. entrenamiento adaptado: ¿qué es mejor para ti?


Comparativa visual entre entrenamiento tradicional y adaptado durante la quimioterapia.
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Categorías: Ejercicio

En ejercicio y salud Michal, entendemos que cada persona tiene necesidades y objetivos únicos, y cuando se trata de reducir efectos secundarios quimioterapia, la elección del tipo de entrenamiento cobra especial relevancia. En este artículo, te explico a fondo las diferencias entre ejercicio tradicional y entrenamiento adaptado, sus beneficios y cómo cada modalidad puede ayudarte a minimizar las secuelas del tratamiento oncológico. Te invito a leerlo hasta el final: aquí encontrarás información valiosa para tomar una decisión informada y aplicar cuidados efectivos en tu rutina.

 Mujer con cáncer haciendo ejercicios adaptados con apoyo profesional y beneficios visibles.

Introducción: el poder del movimiento durante el tratamiento

Mi intención es clarificar por qué, cuando atraviesas una experiencia tan dura como la quimioterapia, la forma en que te ejercitas importa más que nunca. No se trata solo de quemar calorías o mejorar tu figura, sino de potenciar la recuperación, cuidar tu sistema inmunológico y manejar mejor la fatiga, los dolores musculares o la afectación de masa ósea.

¿Qué es el ejercicio tradicional?

El ejercicio tradicional suele referirse a actividades comunes como correr, nadar, levantar pesas de manera estándar o hacer clases grupales (spinning, body pump, HIIT). Sus características principales:

  • Rutinas estructuradas: se basan en series, repeticiones, intensidad fija o progresiones estándar.
  • Enfoque en condición física general: fuerza, resistencia cardiovascular, flexibilidad.
  • Intensidad relativamente alta: se busca un desafío uniforme para todos los practicantes.
  • Autoorganización: muchas personas siguen planes genéricos sin supervisión médica o específica.

Este tipo de entrenamiento es ideal para quienes gozan de buena salud, energía y objetivos deportivos, pero pierde fuerza cuando el cuerpo está comprometido por tratamientos oncológicos.

¿Qué es el entrenamiento adaptado?

El entrenamiento adaptado es una modalidad personalizada, diseñada específicamente para situaciones de salud particulares, como cáncer, enfermedades crónicas o recuperación postoperatoria. Sus características:

  • Evaluación individualizada: se parte de una valoración médica y funcional: capacidad aeróbica, fuerza, movilidad, fatiga, dolores.
  • Objetivos terapéuticos precisos: reducir efectos secundarios quimioterapia, mejorar masa muscular, regular inflamación, mantener densidad ósea.
  • Progresión individual: se ajustan tiempos, cargas, descansos y ejercicios según tolerancia del paciente.
  • Monitoreo continuo: se revisan signos vitales, fatiga, estado de ánimo, y se modifica la rutina asertivamente.
  • Enfoque multidimensional: combina ejercicios de resistencia, fuerza, equilibrio, respiración y relajación.
  • Acompañamiento profesional: fisioterapeutas, entrenadores oncológicos, médicos deportivos forman parte del equipo.

Comparativa entre ejercicio tradicional intenso y entrenamiento adaptado con beneficios y riesgos.

Principales efectos secundarios de la quimioterapia que se pueden reducir con ejercicio

Antes de comparar modalidades, es vital entender cuáles son los efectos secundarios más comunes y cómo el ejercicio los contrarresta:

  1. Fatiga crónica

    • La quimioterapia puede causar una fatiga intensa, distinta al cansancio habitual.
    • El ejercicio mejora la eficiencia del sistema cardiovascular y muscular, reduciendo la sensación de agotamiento.
  2. Pérdida de masa muscular (sarcopenia)

    • El tratamiento anticancerígeno y el reposo prolongado provocan pérdida de músculo y fuerza.
    • Mantener la actividad física ayuda a preservar la masa magra y mejorar la funcionalidad.
  3. Deterioro de la función cardiovascular y pulmonar

    • Algunos fármacos provocan afectación cardíaca o pulmonar.
    • La actividad aeróbica afecta positivamente estas áreas y ayuda en la recuperación.
  4. Alteraciones del ánimo: ansiedad y depresión

    • El ejercicio modula neurotransmisores y ayuda a liberar endorfinas, mejorando el estado emocional.
  5. Dolores articulares y rigidez

    • El tratamiento y la inactividad empeoran la movilidad.
    • Estiramientos, movilidad articular y ejercicios adaptados conservan amplitud de movimiento.
  6. Pérdida de densidad ósea

    • A largo plazo, ejercicios con carga y de impacto controlado estimulan la masa ósea.
  7. Linfedema o retención de líquidos

    • El movimiento suave y tonificación favorecen el drenaje linfático y reducen inflamación.

Comparativa directa entre entrenamiento tradicional y adaptado

AspectoEjercicio TradicionalEntrenamiento Adaptado
PersonalizaciónGeneral, estándar para todosIndividualizado según evaluación funcional
IntensidadUniforme y a veces alta, puede ser excesivaProgresión controlada según tolerancia del paciente
MonitoreoLimitado, a menudo sin seguimiento médicoConstante, con revisiones de indicadores clínicos y estado general
Variedad de ejerciciosEnfocado en resistencia, fuerza o cardioMultidimensional: fuerza, movilidad, equilibrio, respiración
SeguridadRiesgo de sobreentrenamiento o lesiones si hay efectos secundariosAltamente seguro con supervisión profesional
Resultados en salud oncológicaBeneficia condición física, pero puede ser insuficiente o contraproducenteDiseñado específicamente para reducir efectos secundarios quimioterapia
Apoyo emocionalMotivación comunitaria pero sin enfoque terapéuticoIntegrado con soporte emocional y acompañamiento profesional

¿Por qué el entrenamiento adaptado es más eficaz para personas en tratamiento?

  1. Reducción específica de fatiga
    El entrenamiento adaptado, con sesiones cortas y progresivas, combate la fatiga de forma sostenible y segura.
  2. Preservación de masa muscular y fuerza funcional
    Los ejercicios de resistencia adaptados mantienen la masa magra, mejoran la independencia y previenen caídas.
  3. Mejora del sistema inmune
    El movimiento moderado refuerza la inmunidad sin generar inflamación excesiva que sí provoca el entreno vigoroso.
  4. Control del dolor y rigidez
    La combinación de ejercicios respiratorios, estiramientos y fuerza ayuda a aliviar molestias y mejorar movilidad.
  5. Optimización de la salud ósea
    Actividades ponderales suaves y tensiones estructurales estimulan la osificación, importante para el bienestar a largo plazo.
  6. Apoyo psicológico integral
    El seguimiento continuo y la sensación de progreso reducen la ansiedad y mejoran el ánimo frente al tratamiento.
  7. Seguridad médica y multidisciplinariedad
    Trabajo conjunto con médicos y fisioterapeutas permite monitorizar efectos adversos y adaptar en tiempo real.

 Proceso de recuperación física y emocional mediante entrenamiento adaptado en paciente con cáncer.

¿Tiene cabida el ejercicio tradicional durante la quimioterapia?

Sí, pero con moderación y bajo ciertas condiciones:

  • Si eras activa/o antes del diagnóstico, puedes mantener actividades como caminar, nadar a ritmo suave o clases de bajo impacto.
  • Debes reducir intensidades, acortar duración y aumentar tiempos de descanso.
  • Preferible combinarlo con asesoría médica y fisioterapéutica para prevenir riesgos.
  • No se recomienda depender solo de rutinas ajenas; lo ideal es adaptarlas para reducir efectos secundarios quimioterapia.

Casos prácticos: adaptaciones según tipo de paciente

Caso A: paciente recién diagnosticada y fatigada

  • Objetivo: iniciar movilidad sin sobrecarga.
  • Propuesta:
    • Caminar 10 min tres veces al día.
    • Ejercicios de respiración.
    • Movilidad articular muy ligera.
  • Evolución: progresar 5 minutos semanales y añadir un trabajo de tonificación muy suave en casa.

Caso B: paciente con pérdida de fuerza y masa ósea

  • Objetivo: fortalecer estructura muscular y ósea.
  • Propuesta:
    • 2–3 sesiones semanales de circuitos suaves con bandas elásticas o pesas livianas (0,5–2 kg).
    • Trabajo de equilibrio (planking en pared, apoyos, etc.).
    • Respiración y estiramiento post-ejercicio.
  • Evolución: añadir carga progresiva o más repeticiones según tolerancia.

Caso C: paciente activa, con condiciones previas

  • Objetivo: mantener una vida activa sin sobreentrenar.
  • Propuesta:
    • Entrenamiento adaptado con ciclos de baja intensidad.
    • Sesión cardiovascular moderada (bicicleta estática, natación ligera).
    • Trabajo funcional global.
  • Evolución: alternar FOCO entre fases de mayor y menor carga según citas médicas y nivel de energía.

Recomendaciones clave si estás recibiendo quimioterapia

  1. Consulta con tu oncólogo y fisioterapeuta antes de empezar para evaluar riesgos como linfopenia, neutropenia o cardiotoxicidad.
  2. Valora cada día por tu energía, no tus expectativas pasadas; adapta el nivel de actividad en función de cómo te sientas.
  3. Prioriza descansos y escucha tu cuerpo: si sientes mareos, náuseas o taquicardia, detente y consulta.
  4. Hidratación constante durante y después del ejercicio para ayudar la recuperación.
  5. Cuida tu alimentación: ingiere proteínas para colaborar en la reparación muscular.
  6. No te aísles: contar con terapeutas especializados o grupos de apoyo mejora la adherencia mental y emocional.
  7. Monitoriza tus avances: lleva un diario con ejercicios realizados, energía, dolores y motivación para valorar el impacto real.
  8. Ajusta el entrenamiento periódicamente según fases del tratamiento (inicio, pico de efectos, recuperación, etc.).

Cómo diseñar tu rutina personalizada

Para crear una rutina adaptada eficazmente, sigue estos pasos:

  1. Evaluación inicial: se realiza por un profesional en ejercicio oncológico (fisioterapeuta, preparador especializado).
  2. Planificación terapéutica: se diseñan los días, ejercicios, tiempos, intensidad y objetivos funcionales.
  3. Sesiones de prueba: se ajustan detalles de postura, carga y volumen.
  4. Monitoreo diario: se toma pulso, saturación, valoración de esfuerzo y síntomas.
  5. Progreso secuencial: se agregan repeticiones, series o dificultad manteniendo seguridad.
  6. Reevaluación post-tratamiento: al finalizar la quimioterapia se mide evolución física total y se ajusta para fase de recuperación.
  7. Reincorporación gradual a niveles previos: si la salud lo permite, se puede volver a ejercicio tradicional orientado a rendimiento.

Testimonio: la experiencia de Laura

“Durante mi quimioterapia me sentía exhausta y sin fuerzas. Empecé caminando 5 min y haciendo ejercicios suaves. Al mes apoyada por el equipo de Michal, ya hacía sesiones de 30 min: respiración, fuerza con bandas y algo de cardio. Mi nivel de energía mejoró, dormía mejor y ya no tenía esos dolores articulares tan intensos.”

Este testimonio ilustra cómo un enfoque adaptado, focalizado en reducir efectos secundarios quimioterapia, genera resultados tangibles incluso con una base mínima de actividad.

Cuándo considerar volver al ejercicio tradicional

Una vez finalizado el tratamiento y habiendo recuperado una buena base funcional, puedes reintegrar actividades tradicionales como running, sesiones de gimnasio o clases grupales. No obstante, considera que:

  • Tu cuerpo cambió durante el tratamiento; no vuelvas a la rutina previa sin supervisión.
  • Debes haber recuperado masa muscular, función cardiovascular y equilibrio.
  • Un plan progresivo, iniciado de forma adaptada y luego estructurado para objetivos deportivos, garantiza seguridad.

Conclusión: ¿cuál modalidad es mejor?

  • Si estás en tratamiento con quimioterapia o acabas de finalizarlo: el entrenamiento adaptado es la opción más segura y eficaz para reducir efectos secundarios quimioterapia.
  • Si gozas de buena salud y no estás recibiendo tratamientos oncológicos: puedes optar por ejercicio tradicional según tus objetivos.
  • Si eras activo antes del cáncer, puedes mantener cierta actividad tradicional, pero siempre complementada con supervisión y pautas adaptadas.
  • El objetivo no es competir, sino cuidar tu cuerpo y salud mental mientras enfrentas una etapa delicada.

Próximos pasos: ¿cómo empezar con entrenamiento adaptado?

  1. Contacta con un especialista en ejercicio oncológico o un fisioterapeuta entrenado.
  2. Solicita una sesión de valoración funcional.
  3. Establece un plan mínimo viable: metas semanales adaptadas a tu energía.
  4. Lleva un registro diario de cómo te sientes y tus avances.
  5. Reevalúa cada mes y ajusta plan según resultados y evolución médica.

Si estás lista/o para tomar el control de tu salud físico-emocional durante el tratamiento, en ejercicio y salud Michal puedo ayudarte a diseñar un plan personalizado, basado en los hallazgos más recientes y con el respaldo profesional que mereces.

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